Buenos días amables 4 lectores, en una sociedad donde cada vez más se estigmatiza el ser ambicioso, donde se nos enseña que con lo que tienes está bien, que está mal querer más, que es malo ambicionar, en ese mismo ambiente donde nos comparamos siempre con todos y con lo que tenemos y tienen ellos, donde si quieres más está mal pero quedarte igual está peor, de ese mismo ambiente pero enfocado a la maquila es de lo que quiero escribir hoy.

Es curioso porque en ambientes como en la maquila es fácil encontrar personas que parece que hacen lo mínimo indispensable para sacar la chamba, que rehuyen de las responsabilidades y que literal “se esconden” cuando hay que dar el extra o buscar alguna solución a algún problema sistémico, es fácil identificarlas, muchas de ellas dicen cosas como “es que lo hacemos así siempre” o “así está bien, si no te dicen no hagas nada más” o ven normal errores o problemas porque pues, hemos vivido siempre así en la planta.

Lo curioso es que no es su responsabilidad, es responsabilidad de la planta misma que tengamos personas con esa actitud, porqué digo esto; porque estoy seguro que todos ellos en algún momento trataron de hacer cosas distintas, buscaron nuevas maneras, propusieron cosas distintas pero al ver que no había como ni tampoco tenían las herramientas simplemente abrazaron el status quo y ahora son los principales defensores del “que todo se quede así” y el “hago como que trabajo, hacen como que me pagan” y el problema es eso, la planta nunca se mide por nuevas iniciativas, creamos estándares rígidos y está el estigma de si alguien piensa distinto pues que se vaya a otra planta porque aquí somos de esta manera y así debe quedarse.

Por eso hablo del hambre para buscar cosas nuevas, de intentar cosas, de equivocarnos, de hacer y pensar distinto, de romper el status quo y de escuchar, aprender e intentar y nunca pensar que todo está hecho, que todo está listo y que ya llegamos al límite, porque las barreras existen para ser rotas y los límites para ser vencidos.

Tener ambición para pensar más allá, para crear, para motivar, para querer ser ejemplo y para que aunque fracasemos siempre intentemos de nuevo, porque no se fracasa si se intenta ni se fracasa cuando se aprende, en una época donde siempre habrá más personas que señalen tus errores a que aplaudan tus aciertos, voltea la vista y que no te importe lo que digan, tu vuelve a intentarlo.

Coraje para salir adelante de tus fallas, porque vas a fallar, vas a dejar de creer en tí, vas a recordar porqué empezaste y no vas rendirte, por si alguien exhibe tu trabajo como suyo, si alguien trata de ridicular tus intentos por hacer cosas distintos, si alguien quiere hacerse el que sabe más e intenta “humillarte” porque cometiste un error, o dices algo que “no está igual que tal o cual libro, te faltó una coma” en serio no seas igual que él, esa persona es gente frustrada que no entiende que tú eres el cambio y que lo que el representa es un pasado que va a tener que irse, lo que esa persona conoce es lo que ha visto siempre y cree que repitiendo cosas de hace 10 años o más van a seguir siendo vigentes, tu intenta, crea, ve, busca, lucha pelea, que importa si fallas, se vale fallar, no se vale no intentarlo.

Pídele a la vida siempre tener hambre, ambición y coraje, no le pidas las cosas fáciles, porque nadie crece con las cosas fáciles y la vida tiene que estar llena de retos porque esa es la única manera de poner tu talento a prueba.

Lo escrito escrito está.

“He sido un hombre afortunado; porqué en la vida nada me ha sido fácil” – Sigmund Freud

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César Fernando Carreón Fuantos